El caudillo prescindible, los militares, el debate y el pluralismo en Venezuela

El Héroe del Museo Militar dijo, ante un periódico uruguayo, lo que no dice en Venezuela: que no se cree imprescindible para lo que él llama "revolución".

También dijo que una revolución que solo depende de un líder "no es una revolución en realidad" y que "son tristes las revoluciones que dependen de un solo hombre".

Según el golpista de Sabaneta, la democracia representativa no es más que una forma de "expropiarle al dueño del poder, el poder".

Es una lástima que el diario uruguayo no le pregunto si el barinense podía dar un ejemplo o dos de revoluciones que dependen de un solo hombre.  Tampoco se le pregunto qué es la diferencia entre su supuesta democracia "participativa" y la de los los consejos - soviets - de la URSS o de los consejos cubanos de la familia Castro en Cuba.

Lamentablemente, nadie le preguntó tampoco lo que piensa sobre el pluralismo.

Lo peor de todo es que en Venezuela, en el país donde se debería discutir todo esto, tampoco hay un movimiento que le exija de manera categórica vez tras vez al militar de la camisita roja que diga qué es lo que opina de pluralismo y porqué le teme a un debate abierto y real, a diferencia de un debate figurado y convertido en monólogo paralelo.


En Venezuela es imperante que alguna fuerza democrática finalmente salga a retar a los militares y exija explicaciones sobre lo que cuenta. Venezuela tiene un canal estridente como Globovisión, que puede ver un 30% de la población nacional, y artículos aislados en El Universal o El Nacional, que leen algunas miles de personas, pero carece de un grupo amplio acostumbrado a debatir de manera inteligente y por lo tanto no tiene un frente amplio que exija en todo el país que los militares en el poder debatan ante la nación entera sobre las ideas que cuentan.

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