Ley habilitante para solucionar los peligros a pueblo y estado


Yo rechazo comparaciones tomadas a la ligera entre un régimen de un sitio y tiempo y otro en otro sitio y tiempo. Rechazo en particular las referencias tomadas a la ligera a un comunismo X o un nazismo Y o un fascismo Z. Yo les podría contar un montón de detalles sobre los tiempos en la Unión Soviética en 1937 o 87, sobre el clima que se vivía en Alemania del 32 o del 33, del 40 o el enero del 45. Eran cosas únicas, horriblemente únicas. Todo desarrollo geopolítico es único, horrible o bueno o neutro, pero único.

Es ridículo oír -lo es aun-de parte de una señora pudiente cómo Venezuela es o será una nueva Cuba. Cada evento histórico es irrepetible.

Aun así, creo que en la historia sí se repiten patrones claros con implicaciones muy seguras. Esos son patrones que no solo debemos reconocer, sino que nos deben mover a actuar, a organizarnos para evitar que nuestro entorno siga tomando el curso que dichos patrones nos anuncian.

Entre los patrones tenemos un golpe de estado a un gobierno democrático, el culto desfachatado a la personalidad, reemplazado ahora por propaganda masiva sobre las ventajas de un "nuevo sistema", las pretenciones de venderse como "representante exclusivo del pueblo" y la reescritura de la historia, algo bastante fácil de hacer en un país donde la gran mayoría tiene un pasticho histórico en la cabeza.

Ayer los venezolanos deberían haber reconocido un nuevo patrón de una evolución fatal. Se trata de la nueva Ley Habilitante. El régimen militar venezolano dice que las fuerzas alternativas - "la ultra derecha" - no quieren que se ayude al pueblo -y es que el régimen militar se considera realmente como parte del pueblo-. Creo que los venezolanos deberían echarle un vistazo a la La Ley para solucionar los peligros que acechan al Pueblo y al Estado de 1933.

Los partidos de las fuerzas alternativas deben entender de una vez por todas que no basta con tener listas de candidatos comunes. Aunque supuestamente los partidos venezolanos tienen ideologías diferentes -eso pese a que hay una docena de partidos "liberales", una docena de "centro", otra de "social demócratas" y muchos más-, en estos momentos tienen que actuar como uno. Eso significa que tienen que compartir recursos como solo se hace en una situación de emergencia. Venezuela ahora no es Suiza o Suecia. No pueden estar comunicándose "solo" con los grupos más cercanos a ellos en el resto del mundo. No pueden esconder sus ideas a la espera de poder patentarlas. Los partidos tienen que unirse de una manera sólida y efectiva mientras no se haya vencido la fuerza antidemocrática. Los líderes nacionales o están dispuestos ahora mismo a salir por todo el país a alertar a la gente y a presentar un proyecto de país, un plan de desarrollo sostenible o dejan el puesto a otro. Todas las fuerzas democráticas deben darse cuenta de que el régimen chavista tiene entrenamiento para provocar violencia, para espiar a la gente, para infiltrar movimientos. Tienen que darse cuenta de que el régimen militar quiere que haya o un aumento de tensión que le permita usar más violencia o un aletargamiento que promueva la emigración de los inconformes y la resignación de los otros. No somos ni seremos Cuba, pero sí debemos pensar en los patrones de comportamiento que nos enseña la historia de ese país, o de uno menos disfuncional y más estable, pero no más democrático como Bielorrusia.

Las fuerzas democráticas tienen que mostrar a los venezolanos que lo que están viviendo desde hace tiempo no es normal ni sano, que no es sostenible ni justificable, que tenemos que actuar sobre un plan A y llevar al lado un plan B y C y D para llevar a Venezuela hacia el pluralismo, hacia el desarrollo sostenible y hacia un debate real, no figurativo, y muy público, entre las diversas fuerzas de pensamiento en el país. No basta con monólogos o diálogos paralelos. Hay que retar a los militares y extremistas a responder las preguntas que uno les haga ante el país entero. Hay que hablarle al país entero - no a los que tienen internet o cable- sobre lo que uno propone.

Hay que introducir patrones nuevos y buenos.